Hace tiempo que, tomando una de esas decisiones de las que desconoces sus consecuencias, abrí un pequeño blog para plasmar todas las cosas raras que me ocurrían o me pasaban por la cabeza. Años después, por estas cosas que tiene la vida, la llama bloguera se fue extinguiendo porque el resto de las facetas de la vida estaban consumiendo todo el oxígeno disponible.

Parece que ahora, casi un año después, al menos la chispa para volver a encender esa llama ha vuelto. Este blog es la chimenea, y espero, poquito a poco, ir echando ramita tras ramita.

El blog anterior no va a ser cerrado porque es parte de mí, pero quería hacer algo más impersonal, aunque contase experiencias vividas en primera persona. Probablemente recicle aquí mis posts favoritos de aquél “ventanuco”.

Dicho todo esto, solo queda daros la bienvenida, y esperar que os guste.